miércoles, 30 de julio de 2008

El primer «mapa de carreteras» del Sistema Solar hará posible los viajes espaciales sin consumir combustible


MADRID. Parece cosa del pasado, aunque el proyecto quede aún lejos en el futuro. Los astrónomos buscan hoy autopistas interplanetarias cómodas y fáciles de recorrer para las naves espaciales de la misma forma en que los marinos de antaño se afanaban en abrir nuevas rutas de navegación por los siete mares. Solo que hoy se intentan unir planetas, no continentes. Aquellos geógrafos estudiaban, para cumplir su propósito, las entonces poco conocidas corrientes oceánicas, a caballo de las cuales galeones y bergantines pudieran recorrer de un extremo a otro el planeta. Estos, sin embargo, escrutan el espacio en busca de «corrientes gravitatorias» que permitan a un ingenio espacial desplazarse sin apenas consumir combustible.Según la agencia espacial norteamericana, todos los objetos del Sistema Solar están «conectados» a través de una red de túneles y conductos que los investigadores conocen como IPS (Interplanetary Superhighway o Superautopistas Interplanetarias). Este antiguo y gigantesco laberinto gravitatorio que rodea el Sol se genera a partir de los llamados «puntos de Lagrange» de todos los planetas y satélites del Sistema Solar. Diversos grupos intentan, hoy, elaborar un auténtico mapa de rutas espaciales que refleje con claridad la mejor manera de viajar de un lugar a otro dentro de nuestro sistema planetario.Sin usar combustiblePara cada sistema de tres cuerpos, como puede ser el formado por la Tierra, el Sol y una nave espacial, existen cinco «puntos de Lagrange» diferentes, lugares especiales en los que sus fuerzas gravitatorias y rotatorias están en equilibrio (ver gráfico). Estos puntos fueron descubiertos por los matemáticos Lagrange y Euler a finales del siglo XVIII. En teoría, una nave podría recorrer el espacio sin apenas utilizar combustible simplemente con deslizarse de un punto de Lagrange a otro, impulsada por las fuerzas gravitatorias.Entre los planetas, o entre los planetas y sus satélites, los «tubos» gravitatorios pueden cruzarse e interceptarse, dando lugar a una intrincada red que permite pasar de un tubo a otro y desplazarse así por todo el Sistema Solar. El único consumo vendría dado por la necesidad de adecuar trayectoria y velocidad en determinados cruces entre tubos, ya que de otra forma un viajero podría experimentar cambios bruscos de velocidad al pasar de un «tubo veloz» a otro más lento, según la fuerza gravitatoria que contenga. La gravedad, como se sabe, depende del tamaño de los cuerpos.