lunes, 10 de mayo de 2010

Demandas

Nokia demanda a Apple por infringir sus patentes con el iPad y el iPhone

Foto: (Foto AP/Paul Sakuma)

Nokia, el mayor fabricante mundial de teléfonos móviles, anunció hoy que ha presentado una demanda en el tribunal federal de Winsconsin (EEUU) contra la compañía estadounidense Apple por considerar que el iPad 3G y el iPhone infringen cinco de sus patentes tecnológicas.

Según explicó Nokia en un comunicado, las patentes en cuestión se refieren a tecnologías relacionadas con la transmisión mejorada de voz y datos, y con configuraciones de la antena que mejoran el rendimiento del terminal y permiten diseñar aparatos más pequeños y compactos.

“Hemos tomado esta medida para proteger los resultados de nuestro desarrollo pionero y para poner fin al continuo uso ilegal de la innovación de Nokia”, afirmó en el comunicado el responsable de patentes de la firma finlandesa, Paul Melin.

La demanda presentada por Nokia es un paso más en la llamada “guerra de las patentes” contra Apple, uno de sus principales competidores en el segmento de los “smartphones” (teléfonos inteligentes).

Durante las últimas dos décadas, Nokia ha invertido cerca de 40.000 millones de euros en investigación y desarrollo (I+D), logrando una de las carteras de patentes más amplias en la industria de las telecomunicaciones

El pasado diciembre, el gigante finlandés denunció a Apple ante la Comisión Internacional del Comercio de Estados Unidos (ITC) por entender que casi todos los teléfonos, ordenadores y reproductores de música de la empresa californiana infringen siete de sus patentes.

Dos meses antes, Nokia había demandado a Apple en el Tribunal Federal del Distrito en Delaware (Estados Unidos) por considerar que el iPhone infringe diez de sus patentes referidas a tecnologías de telefonía móvil de segunda y tercera generación (GSM y UMTS), así como a estándares de las redes inalámbricas WLAN.

A su vez, Apple contraatacó en noviembre e interpuso una demanda contra la empresa finlandesa, a la que acusó también de haber infringido trece de sus patentes en la fabricación de varios “smartphones”.

No es la primera vez que Nokia se ve envuelta en un litigio con otras compañías del sector por disputas en torno a la propiedad intelectual de las innovaciones tecnológicas.

La demanda presentada por Nokia es un paso más en la llamada “guerra de las patentes” contra Apple, uno de sus principales competidores en el segmento de los “smartphones” (teléfonos inteligentes).

En 2006, el fabricante de microchips estadounidense Qualcomm demandó a Nokia por entender que la multinacional finlandesa había infringido tres de sus patentes referidas a las tecnologías de telefonía y transmisión de datos GSM/GPRS/Edge, aunque en 2008 fue desestimada por la ITC y por el Tribunal Supremo británico.

Antes de hacerse público el fallo judicial, Nokia contraatacó y demandó a su vez a Qualcomm, uno de los mayores fabricantes mundiales de chips para telefonía móvil, ante la Comisión Europea y la ITC.

Finalmente, ambas compañías firmaron un acuerdo de intercambio de patentes en julio de 2008 con vigencia para un periodo de quince años, que puso fin a uno de los más graves conflictos entre empresas del complejo sector de las telecomunicaciones.

Durante las últimas dos décadas, Nokia ha invertido cerca de 40.000 millones de euros en investigación y desarrollo (I+D), logrando una de las carteras de patentes más amplias en la industria de las telecomunicaciones.

Hasta la fecha, la firma finlandesa ha logrado acuerdos para la utilización de sus tecnologías patentadas con más de 40 compañías, incluyendo la mayor parte de los principales fabricantes de teléfonos móviles.

Vía EFE

Las tiendas en Cuba

He viajado a Cuba por razones de turismo y de trabajo. Viajé en abril del año pasado y tomè estas fotografías de algunas tiendas existentes en La Habana y en Camaguey, respectivamente.


Una bodega donde proveen alimentos con la libreta



Detalle de la foto anterior: en vez de comida una foto de Fidel



Nótese el peso de la bodega. Es de principios del siglo XX

Generacion Y: La ruta de la humedad

La ruta de la humedad

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En la esquina hay un hidrante que por las noches se convierte en el suministrador de agua de cientos de familias a la redonda. Hasta él llegan los carretilleros con sus tanques de 55 galones sobre viejas cajas de bolas que chirrían al pasar. Esperan a que el delgado chorro llene sus depósitos y retornan a casa, ayudados por los hijos que también empujan el carromato con el preciado líquido. Cada dos días, estos habitantes de Centro Habana hacen la ruta de la humedad, cansados de esperar que las tuberías de sus baños y de sus cocinas les brinden algo más que ruidos y cucarachas. Viven lo mismo en solares desvencijados que en mansiones con cenefas en las paredes y molduras en los techos. No importa el estado de la vivienda ni si es época de lluvias o de sequía, el problema subyace en el suelo, en esas redes hidráulicas que tienen la edad y el deterioro de sus abuelos.

Muchos de los vecinos que rentan habitaciones a extranjeros han instalado un motor conocido como “ladrón de agua”. En la noche lo encienden y éste hala hacia sus cisternas el suministro que debería llegar a las casas aledañas; sólo así garantizan que los turistas hospedados puedan darse una ducha. Si se anuncia alguna rotura en el acueducto, entonces le pagan a alguien para que les acarree varios cubos desde la calzada más cercana o compran el contenido de un camión cisterna por el equivalente a un salario mensual. El acceso al agua potable es –desde hace muchos años en numerosos barrios habaneros– una cuestión de poder adquisitivo. Quienes tienen más pueden abrir el grifo y dejarlo correr mientras se lavan las manos, quienes tienen menos se enjuagan la boca con el contenido de un jarrito.

Aún recuerdo la molestia de mi abuela cuando yo le decía que no aguantaba más, que tenía que pasar al servicio aunque no hubiera cómo descargarlo. Después teníamos que izar el cubo con una soga desde el piso de abajo, auxiliados por una roldana puesta desde años antes en el balcón. Ese ritual del sube y baja ha seguido repitiéndose hasta convertirse en una práctica habitual que involucra a miles de familias. En el apretado programa cotidiano, se reserva un tiempo para buscar el agua, cargarla y envasarla, a sabiendas de que no se puede confiar en que surja de los grifos.

Las ruedas crujen diferente cuando los tanques van llenos o vacíos. Por cualquier calle de mi ciudad –ahora mismo– un par de brazos halan una carretilla que vuelve cargada a casa. La loza sucia, el arroz por cocinar y la ropa en el lavadero, aguardan por ella.

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El IPhone de Rosa Díez

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Hace unos días, Internet volvió a darme un par de agradables sorpresas. Estaba yo en medio de un trámite para intentar viajar fuera de Cuba cuando mi móvil sonó y una voz con acento madrileño me pidió que organizáramos una cita. No supe quién era aquel hombre, porque el ruido de un camión me impidió escuchar el momento en que se identificaba. Pero le confirmé que a las 4 y 30 un café lo esperaría a él y a los amigos que lo acompañaban en el piso 14 de esta mole de concreto. Media hora después, recibí un SMS de un comentarista de Generación Y, diciéndome que ya era pública en los foros digitales la noticia de la visita de Rosa Díez a mi casa. Sólo así pude completar el rompecabezas que me había dejado aquella llamada ininteligible y le apunté con humor a Reinaldo: “Nuestra vida real tiene algunas horas de retraso con respecto a nuestra existencia virtual”.

Finalmente, el vaticinio aparecido en la red se cumplió y la portavoz del partido político español Unión Progreso y Democracia tocó a mi puerta. Hablamos como viejas conocidas, como gente que ha desandado un camino y se encuentra en un recodo a relatarse las piedras, los huecos, las puestas de sol. Intercambiamos energía, pues créanme que de esa mujer delgada y pequeña emana un entusiasmo que yo sólo había visto en personas muy jóvenes. El tema principal fue Cuba, esta Isla donde hay espacio físico para todos, pero a la que quieren convertir en terreno exclusivo de quienes abrazan una ideología. Le conté de mis aprensiones, pero también hubo tiempo para detallarle las esperanzas y enumerarle los pronósticos positivos. Ella, por su parte, nos escuchaba sin hacer proselitismo.

Antes de marcharse, Rosa tomó su IPhone y en el navegador escribió la URL de la página del UPD. Apareció en la brillante pantalla el moderno sitio salpicado en magenta, que se actualiza casi a diario. Entre las paredes de esta casa, que han oído a decenas de cubanos hablar de Internet como de un lugar mítico y difícil de alcanzar, aquel pequeño artilugio tecnológico nos regaló un pedazo de ciberespacio. A nosotros, que durante toda la Academia Blogger trabajamos sobre un servidor local que simulaba la Web, nos fue posible -de pronto- sentir los kilobytes correr por la palma de la mano. Tuve el tirante deseo de salir corriendo con el móvil de Rosa Díez, de parapetarme en mi cuarto mientras navegaba por todos esos sitios bloqueados en las redes nacionales. Por un segundo, deseé quedármelo para entrar a mi propio blog que aún sigue censurado en los hoteles y en los cibercafés. Se lo devolví desconsolada, lo confieso.

Durante un rato de aquel lunes, esa banderita que en la puerta de mi apartamento pide “Internet para todos” no me pareció tan quimérica. Una incansable arañita tejedora llamada Rosa nos había mostrado una finísima hebra de la gran telaraña mundial.