miércoles, 26 de octubre de 2011

Ciencia

El apocalipsis de Chicxulub

Investigadores de Princeton simulan el efecto del impacto de un gran asteroide contra la Tierra para comprender hasta qué punto llegarían sus efectos destructivos. ¿Puede una roca caída en México causar una erupción volcánica gigante al otro lado del planeta?


Un enorme meteoro provocó el cráter de Chicxulub, en México
Las Trampas de Deccan y la antípoda real de Chicxulub
Para comprender el nivel de muerte y destrucción que provocaría el impacto de un gran asteroide contra la Tierra, investigadores de la Universidad de Princeton han desarrollado un nuevo modelo que simula con precisión las consecuencias de estos violentos encontronazos cósmicos. Por primera vez, los científicos han tenido en cuenta la forma elíptica de nuestro planeta, las características de su superficie y las profundidades de los océanos para averiguar cómo las ondas sísmicas generadas por la colisión se extenderían a través y dentro del mundo. Y no ocurre como se creía. La representación, que simula el impacto del famoso meteorito que provocó el cráter de Chicxulub en México, un impacto dos millones de veces más potente que una bomba de hidrógeno que muchos científicos creen que provocó la extinción masiva de los dinosaurios hace 65 millones de años, sugiere que las ondas sísmicas del golpetazo fueron más dispersas de lo que se pensaba, lo que resultaría en un desplazamiento del suelo, tsunamis, terremotos y actividad volcánica menos severos que lo que anteriormente se había teorizado. La simulación pone en cuestión que, por efecto dominó, la roca de Chicxulub fuera capaz de activar las enormes erupciones volcánicas en las Trampas de Deccan, en India, aproximadamente en lado opuesto del planeta, que cubrieron el cielo de gases y pudieron cambiar el clima.
«Hemos creado el primer modelo para explicar cómo las características y la forma de la superficie terrestre pueden influir en la difusión de la actividad sísmica después del impacto de un meteoro», explica Matthias Meschede, autor principal de la investigación. Hasta ahora, estos cálculos se habían realizado mediante un modelo liso, una esfera perfecta, «pero nos dimos cuenta de que las características de las superficie de un planta o una luna tienen un efecto enorme en la réplica de un gran meteorito», apunta el científico.
Después del impacto de un meteorito, las ondas sísmicas viajan hacia afuera a través de la superficie de la Tierra, como ocurre cuando se lanza una piedra al agua. Estas ondas se disparan alrededor del mundo y se reúnen en un único punto en el lado opuesto del impacto que se conoce como la antípoda. «Nuestro modelo muestra que debido a que la Tierra es elíptica y su superficie heterogénea, las ondas viajan a diferentes velocidades en diferentes áreas. Estas ondas también están influidas por el interior».

Erupciones volcánicas

Existe una teoría muy extendida que dice que el meteorito de Chicxulub provocó enormes erupciones volcánicas que cambiaron el clima. Se cree que estas erupciones fueron originadas en las Trampas de Deccan, en India, aproximadamente en lado opuesto del cráter mexicano, aunque los científicos estiman que teniendo en cuenta que América del Norte estaba más cerca de Europa y la India más cerca de Madagascar durante el período Cretácico, la posición de esa zona en las antípodas puede ser un punto discutible.
Los científicos creen que el impacto de un meteoro del tamaño del de Chicxulub sería demasiado pequeño para causar una erupción volcánica como la que ocurrió en las Trampas del Deccan. Según su modelo, la influencia del impacto ha sido sobreestimada por cálculos anteriores que utilizaban un modelo esférico de la Tierra. «Hasta ahora se había considerado que el movimiento de tierras que provocó era de 15 metros (en el modelo esférico, en el que todas las ondas se unen en un punto), pero el primer resultado de nuestro modelo reduce esa cifra a tres o cinco metros», dice Meschede.
Los científicos creen que su modelo puede ser utilizado para estimar la magnitud y el efecto de otros impactos importantes en el pasado de la Tierra y también en otros planetas y lunas del Sistema Solar.

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